miércoles, 10 de abril de 2013


Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré”. Jeremías 1, 5.

Me has preguntado en tu carta ¿Dónde está tu hijo?.  Si tu bebé será un angelito, que pasará con Él y cada pregunta que haces me conmueve de sobremanera, ¡Si me vieras llorar al pie del crucifijo!. Tus lágrimas y tu alma hecha jirones me estremecen, quisiera volar hasta ti en este momento y abrazarte,  quisiera aprovechar y te lo digo exclamando con toda la certeza de mi corazón y la esperanza en Aquel que ha vencido la muerte y ha resucitado: ¡TU HIJO ESTÁ VIVO Y ESTÁ EN LA PRESENCIA DEL TODOPODEROSO QUE REINA AYER, HOY Y SIEMPRE!

Querida amiga, cómo puedo hacer para que sepas que Dios llora la pérdida de tu hijo y que él ha estado contigo justamente en tus luchas y ¡acompañándote en todo momento!


¡Qué caminos los del Señor!, sabes, ayer mientras debatía sobre la píldora del día después, cuya distribución se ha legalizado en el Ecuador y sobre los anticonceptivos para adolescente dije en mis adentros: “Esto lo hago por millones de angelitos y por tu pequeñito que partió al Cielo y me ayuda desde allá a ser valiente y no tener miedo en esta defensa que Dios ha puesto en mi corazón”.
 Al respecto de cómo has concluido tu pregunta, lo más maravilloso es que te has encomendado a Dios y sé que ya lo venías haciendo desde antes, el rezo del santo rosario te dará la fortaleza y la paz de que nuestra Madre nos puede dar! ¡Cuánto sabe ella de dolores que atraviesan el alma!
 También quisiera pedirte que sigas adelante por favor, que te encomiendes a Dios todos los días y selles con su preciosísima sangre tu matrimonio, tu esposo, los hijos que vendrán, ¡ábrete a la vida querida amiga! Sean generosos con Dios! Él lo será contigo y con tu amado esposo.

Los llevo en mi corazón.

Cristina.