“Antes que yo te
formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré”.
Jeremías 1, 5.
Me has preguntado en tu carta ¿Dónde está tu hijo?. Si tu bebé será un angelito, que pasará con Él y cada pregunta que
haces me conmueve de sobremanera, ¡Si me vieras llorar al pie del crucifijo!. Tus
lágrimas
y tu alma hecha jirones me estremecen, quisiera volar hasta ti en este momento
y abrazarte, quisiera aprovechar y te lo digo exclamando con toda la
certeza de mi corazón y la esperanza en Aquel que ha vencido la muerte y ha
resucitado: ¡TU HIJO ESTÁ VIVO Y ESTÁ EN LA PRESENCIA DEL
TODOPODEROSO QUE REINA AYER, HOY Y SIEMPRE!
Querida amiga, cómo puedo hacer para que
sepas que Dios llora la pérdida de tu hijo y que él ha estado contigo justamente en tus luchas y ¡acompañándote en todo
momento!
¡Qué caminos los del Señor!, sabes, ayer mientras debatía sobre la píldora del día después, cuya distribución se ha legalizado en el Ecuador y sobre los anticonceptivos para adolescente dije en mis adentros: “Esto lo hago por millones de angelitos y por tu pequeñito que partió al Cielo y me ayuda desde allá a ser valiente y no tener miedo en esta defensa que Dios ha puesto en mi corazón”.
Al respecto de cómo has concluido tu
pregunta, lo más maravilloso es que te has encomendado a Dios y sé que
ya lo venías
haciendo desde antes, el rezo del santo rosario te dará la fortaleza y la paz de que nuestra Madre
nos puede dar! ¡Cuánto sabe ella de dolores que atraviesan el alma!
También quisiera pedirte que
sigas adelante por favor, que te encomiendes a Dios todos los días y selles con su
preciosísima
sangre tu matrimonio, tu esposo, los hijos que vendrán, ¡ábrete a la vida querida amiga! Sean generosos con
Dios! Él
lo será
contigo y con tu amado esposo.
Los llevo en mi
corazón.
Cristina.
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